En el uso del dialecto como lengua literaria el caso de Extremadura no es aislado. Hubo escritores que escribieron en las variedades lingüísticas de la región de origen como Rosalía de Castro en Galicia o Maragall en Cataluña. También a comienzos del siglo XX surgen una serie de escritores en España que utilizan el habla dialectal en sus escritos, Vicente Medina en Murcia, Rueda en Andalucía, Gabriel y Galán en Extremadura, Luis Maldonado en Salamanca, Teodoro Cuesta en Asturias, Querol en Valencia... incluso al otro lado del Atlántico tenemos autores en Argentina como José Hernández con su Martín Fierro, siendo su abuelo paterno de Jerez de los Caballeros.
Justo García Soriano en unas palabras dirigidas a Vicente Medina aunque se pueden aplicar a todos estos escritores afirmaba: "...Y tantos otros bellísimos poemas que se han hecho populares dentro y fuera de España, porque junto con el intenso color levantino, el tono dialectal y la envoltura regional tiene un sentido profundamente humano, inteligible para todos, por tanto universal en el espacio y en el tiempo".
Justo García Soriano en unas palabras dirigidas a Vicente Medina aunque se pueden aplicar a todos estos escritores afirmaba: "...Y tantos otros bellísimos poemas que se han hecho populares dentro y fuera de España, porque junto con el intenso color levantino, el tono dialectal y la envoltura regional tiene un sentido profundamente humano, inteligible para todos, por tanto universal en el espacio y en el tiempo".
Enrique Segura Otaño, militar, que fue teniente coronel de Infantería, ensayista y escritor, verdadero cronista de Extremadura, Académico de las Bellas Artes de San Fernando y director de la famosa Revista de Estudios Extremeños, ha discurrido sobre el valor de la poesía regional y sostiene: "Hubo un tiempo, a finales del siglo XIX, que los vates gallegos, catalanes, murcianos y extremeños, cantaron sus amores del terruño en los varios dialectos y lenguajes locales. Fue un resurgimiento del ideal estético y regionalista. Entre nosotros Gabriel y Galán alcanzó la máxima popularidad. Este movimiento fuese debilitando con la desaparición de los maestros que lo iniciaron y la crítica aprovechó aquel instante para empequeñecer el valor de la poesía popular, falseada por la cultura de sus inspiradores. Durante estos últimos años, las flores campesinas han vuelto a retoñar. Tal vez con más pujanza. La obra del ilustre Chamizo lo confirma."
También Alonso Zamora Vicente al juzgar a estos escritores comenta: "No se trata como una visión estrecha podría deducir, de una disgregación, sino por el contrario de una segura integración. En último término toda esta poesía en tono casero encierra una mirada a la realidad más cercana de la que todos pretenden ir sacando vivencia, resonancia, aliento de permanencia... "Es muy fácil ser injusto con estos poetas sometiéndolos a un criterio de sabiduría, de rigurosa exégesis, el crítico se siente crecido ante la indefensa criatura poética. Es necesario cambiar la perspectiva. El ángulo de mira para estos poetas no puede ser otro que el suyo propio. Vistos así se nos ofrecen en verdad y en toda su hondura. Lección de humildad, de radical acatamiento, poco frecuente por desgracia en el ámbito de la crítica literaria".
Es fácil encontrar afirmaciones en revistas y periódicos de personas que se las supone con alta formación intelectual aseverando que "la literatura propiamente extremeña no existe, por la sencilla razón que en Extremadura no se habla otra cosa que castellano, sólo existe literatura en español escrita por autores nacidos o vinculados a la región". Vamos a demostrar que esa aventurada afirmación es errónea, debida quizá a la ignorancia por no saber, entender, ni valorar, la enorme riqueza lingüística que tiene Extremadura punto de encuentro de muchas culturas, ya que aunque es cierto que en nuestros pueblos el dialecto extremeño hace tiempo que desapareció y poco a poco se van apagando otros rasgos del habla extremeña y palabras de nuestro léxico por falta de estima, a pesar de que pertenecen a nuestro patrimonio. En cambio existe una propia literatura extremeña tanto de escritores del pasado como actuales que haciendo un homenaje al habla de sus antepasados, muestran con sus obras la fuerza del habla popular extremeña ciertamente diferente al castellano estándar.
Pero debemos tener en cuenta, que aunque no existiera ningún tipo de literatura dialectal en Extremadura (que existe y es amplísima como podremos comprobar) también sería falsa la afirmación de "la no existencia de literatura extremeña" pues no sólo es la lengua en que está escrita la que marca el carácter y personalidad de una obra, pues como dijo José López Prudencio en 1912: "La indisciplina con los cánones consagrados, el apego a lo castizo, la repulsión a lo advenedizo y exótico, la displicencia con el medio ambiente, la acritud e inexorabilidad con los defectos sociales y la osadía para emprender caminos nuevos, se encuentran en todos los literatos extremeños, con tal constancia y uniformidad, que da fisonomía peculiar y acentuadamente personal a nuestro genio literario".
Y si esto no es suficiente argumento, el catedrático de Literatura de la Universidad de Málaga, Cristóbal Cuevas, que fuera uno de los principales especialistas del mundo en Literatura Española del Siglo de Oro y que nos dejó en 2013 (d.e.p.), corrobora la anterior afirmación indicando: "Sus escritores, sin formar una escuela en sentido técnico, ofrecen un "aire de familia" que los identifica fácilmente y si este hecho no resulta todavía suficiente conocido es porque, como observaba Barrantes, Extremadura "es una región tanto más amada de sus hijos cuanto menos favorecida de la suerte; región que ha llenado la historia y no la tiene". Es evidente que Extremadura desde el punto de vista literario posee una fuerte y bien delimitada personalidad regional que floreció gravitando alrededor de focos culturales urbanos, cuya ubicación cambia con el tiempo: Mérida en la época romana y visigótica, Badajoz en la árabe. Guadalupe y Plasencia a partir del siglo XV, Cáceres y Badajoz más modernamente.. Los críticos autóctonos: Barrantes, López Prudencio, Rodríguez Moñino..., con criterios muy influidos de naturalismo han atribuido a las condiciones geográficas de Extremadura (clima, agricultura, hábitat...) y al temperamento de sus gentes un papel decisivo en la conformación de esa personalidad siendo estéticamente conservadores -a veces arcaizantes- Como decía Elías de Tejada: "en sus rasgos extremistas perdura la condición de extremo que, geográficamente y psicológicamente caracteriza a las gentes de Cáceres y Badajoz".
De todas formas nos queremos centrar más en los autores que han publicado sus obras en alguna de las lenguas de Extremadura, al margen del castellano, pues han sido históricamente los más marginados, muchas veces por motivos ideológicos, y normalmente sus obras las debieron publicar ellos mismos por falta de apoyo tanto privados como institucionales: portugués de Cedillo, Olivenza y Herrera de Alcántara, Fala de Xálima en San Martín de Trevejo, Eljas y Valverde del Fresno o las variedades del extremeño tanto en el norte de la provincia de Cáceres (altoextremeño) como en Badajoz (bajoextremeño).
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